Señor:
ayúdame a encontrar la fortaleza del viejo roble,
para que ningún triunfo me envanezca;
la alegría de la naturaleza,
para que ninguna soledad me abata;
la libertad del ave,
para elegir mi camino,
y la voluntad del caminante,
para seguir siempre adelante y servir.
Así sea.